1 Make things right Lun Ago 02, 2010 8:35 pm
Gargallos95
Admin
Esta novela la lei y pense en compartirla asi que ahi la traigo e_é :
make things right
-Ven aquí
Cinco años.
Cinco años casada con un hombre maravilloso. Era dulce, atento, cariñoso, fogoso en sus momentos y, sobretodo, comprensivo.
Pero había algo que no iba bien desde hace mas de un año, nos habíamos distanciado irremediablemente. Podríamos echarle la culpa a su trabajo, ya que se pasaba la mayoría del tiempo de viaje de negocios, pero la gran verdad es que entre nosotros se había terminado el amor.
Y por eso es por lo que me encontraba en este departamento, ya tan conocido por mí; metida en una cama enorme, también muy conocida por mí (demasiado diria yo); y abrazada a un hombre que no era mi marido.
-Sabes que no debería estar aquí...
-Pero lo estás -me contestó acercandose a mí- como cada noche...
-Lo dices como si te molestara
Comenzó a reírse (rara vez lo hacia, pero cuando lo hacía era un sonido realmente maravilloso), mientras acortaba la distancia entre nosotros y agarraba mi cara con sus grandes manos.
-Sabes perfectamente que el que vengas todas las noches a mis brazos no es lo que me moleste precisamente -me besó la frente delicadamente- lo que más me molesta es que vivas en otra casa, que estés casada con un hombre que no soy yo, que lo esperes todos los dias, mientras yo no paro de pensar en tí...
-Nicholas... -le miré directamente a los ojos mientras le acariciaba sus fuertes brazos- tú sabes perfectamente cuales son las condiciones en las que me encuentro, además fuiste tú quien quiso empezar todo esto sin importarle nada.
-Si, lo sé, pero... -miró al techo desesperado- ¡o dios mío! ya no puedo seguir así, sabiendo que te comparto, sin poder decir a todo el mundo que estaremos siempre juntos -se separó de mi dirigiendose a la cama para sentarse en un extremo de ella- porque el único que la compartirá contigo es mi mejor amigo, tu marido Irene, ¿no lo entiendes? lo único que puedo decir que comparto contigo es la cama
-Y el amor...
-¿Cómo? -levantó su mirada del suelo y la clavó en mí.
-Y el amor -le volví a repetir mientras me dirigía hacia él y me sentaba encima, dejando una pierna a cada lado de su cuerpo y entrelazaba mis dedos en sus rizos- porque... ¿debo repetirte que al único hombre al que amo eres tú?, vale, si, puede que siga con él pero, te quiero a tí, y lo sabes... -apartó la mirada de mí, lo que provocó que yo le agarrara de la barbilla obligandole a poner su mirada en mí- ¿que pasa, no me crees? ¿crees que vengo a ti solo para echar un polvo? ¿que me encanta esta situación de tener a dos hombres a mis pies? ¿uno para que me mantenga y otro para que me satisfaga en la cama y dormir caliente en sus brazos? ¿crees eso?
-No, no es eso, pero...
-Déjame decirte dos cosas -le interrumpí- la primera es que te quiero mas que a nadie, y la segunda es que lamento que mi marido se tenga que enterar de lo nuestro -Nick de la sorpresa abrió los ojos, pero antes de que dijera algo le callé posando un de mis dedos en sus labios- si cariño, se va a enterar porque... -comencé a retorcerme un mechón de pelo, simbolo de que estaba nerviosa- bueno, he pedido el divorcio, mañana le llegarán los papeles...
La única contestación que tuve de parte de Nick fue una enorme sonrisa, seguida de un gran beso que nos llevaría al sitio al que ambos queríamos estar, el cielo.
Hacia tiempo que lo llevaba pensando, lo mejor era pedirle el divorcio a mi marido y asi dejarnos de mentiras. Pero lo que siempre me echaba para atrás era el miedo a lo que podia pasar. Mi marido tenía dos opciones, o entenderlo, o cabrearse enormemente conmigo y con Nick.
Está claro que no hacía falta decirle nada de lo nuestro, con solo ponerle la excusa de la distancia el divorcio colaria, pero Dan ante todo era mi mejor amigo de toda la vida y no podía mentirle.
Asique por fin ayer lo hice, le mandé los papeles del divorcio, ya que como siempre estaba de viaje, y por la noche me dirigí al apartamento de Nick.
Él tenía derecho a saberlo, él mas que nadie tenía que saber qe dejaba a Dan, mas que nada porque lo hacia por él.
Nuestras camisetas volaron como cada noche, seguidas por nuestros pantalones. Nick se tumbó en la cama, arrastrandome tras él. No había abierto dicho ninguna palabra desde que le había contado lo que había hecho, solamente me besaba intentando demostrar todo lo que sentía, y sabía que estaba lleno de alegría.
Se puso encima mia sin parar de besarme y acariciarme todo el tiempo. Mis manos navegaban por todo su cuerpo sin rumbo fijo, solo disfrutando de cada centímetro de su piel.
Nick con un rápido movimiento de muñeca me quitó el sujetador, ya que le impedia el paso hacia mis pechos. Los acarició suabemente, para luego dejar paso a su lengua, lo que hacía que me estremeciera y gimiera de puro placer. Él sabía mis puntos débiles mas que nadie y los usaba como a él le apetecia.
Yo ya no aguantaba mas y necesitaba sentirlo más cerca de mí, dentro de mí, asique le bajé los boxers en señal de querer ir a más, mientras llevaba mis labios a los lunares de su cuerpo, a esos que me volían loca, y de vez en cuando le daba pequeños roces de lengua, lo que provocaba su excitación.
Llevó sus manos a la única prenda que nos separaba, y mientras me la quitaba lentamente me susurró en el oído lo que más necesitaba oír.
-Hoy me has hecho el hombre más feliz del mundo, te quiero Irene...
-Nicholas... -me acerqué más a su cuerpo y le susurré- hazlo ya...
Me sonrió y separó mis muslos lentamente para luego entrar en mi con deseo.
Y acabamos como todas la noches... unidos, sudando, gimiendo de placer y repitiendo nuestros nombres una y otra vez, sin parar; porque no íbamos a parar por nada del mundo.
Al recordar todo lo que pasamos anoche me giré alegre hacia Nick, que seguía durmiendo como un bebé abrazando mi cintura, y le susurré un te quiero antes de darle un tierno beso en sus gruesos labios.
Si, cinco años de matrimonio tirados por la borda pero con el único proposito de pasar el resto de mi vida con el hombre de mi vida.
FIN
make things right
-Ven aquí
Cinco años.
Cinco años casada con un hombre maravilloso. Era dulce, atento, cariñoso, fogoso en sus momentos y, sobretodo, comprensivo.
Pero había algo que no iba bien desde hace mas de un año, nos habíamos distanciado irremediablemente. Podríamos echarle la culpa a su trabajo, ya que se pasaba la mayoría del tiempo de viaje de negocios, pero la gran verdad es que entre nosotros se había terminado el amor.
Y por eso es por lo que me encontraba en este departamento, ya tan conocido por mí; metida en una cama enorme, también muy conocida por mí (demasiado diria yo); y abrazada a un hombre que no era mi marido.
-Sabes que no debería estar aquí...
-Pero lo estás -me contestó acercandose a mí- como cada noche...
-Lo dices como si te molestara
Comenzó a reírse (rara vez lo hacia, pero cuando lo hacía era un sonido realmente maravilloso), mientras acortaba la distancia entre nosotros y agarraba mi cara con sus grandes manos.
-Sabes perfectamente que el que vengas todas las noches a mis brazos no es lo que me moleste precisamente -me besó la frente delicadamente- lo que más me molesta es que vivas en otra casa, que estés casada con un hombre que no soy yo, que lo esperes todos los dias, mientras yo no paro de pensar en tí...
-Nicholas... -le miré directamente a los ojos mientras le acariciaba sus fuertes brazos- tú sabes perfectamente cuales son las condiciones en las que me encuentro, además fuiste tú quien quiso empezar todo esto sin importarle nada.
-Si, lo sé, pero... -miró al techo desesperado- ¡o dios mío! ya no puedo seguir así, sabiendo que te comparto, sin poder decir a todo el mundo que estaremos siempre juntos -se separó de mi dirigiendose a la cama para sentarse en un extremo de ella- porque el único que la compartirá contigo es mi mejor amigo, tu marido Irene, ¿no lo entiendes? lo único que puedo decir que comparto contigo es la cama
-Y el amor...
-¿Cómo? -levantó su mirada del suelo y la clavó en mí.
-Y el amor -le volví a repetir mientras me dirigía hacia él y me sentaba encima, dejando una pierna a cada lado de su cuerpo y entrelazaba mis dedos en sus rizos- porque... ¿debo repetirte que al único hombre al que amo eres tú?, vale, si, puede que siga con él pero, te quiero a tí, y lo sabes... -apartó la mirada de mí, lo que provocó que yo le agarrara de la barbilla obligandole a poner su mirada en mí- ¿que pasa, no me crees? ¿crees que vengo a ti solo para echar un polvo? ¿que me encanta esta situación de tener a dos hombres a mis pies? ¿uno para que me mantenga y otro para que me satisfaga en la cama y dormir caliente en sus brazos? ¿crees eso?
-No, no es eso, pero...
-Déjame decirte dos cosas -le interrumpí- la primera es que te quiero mas que a nadie, y la segunda es que lamento que mi marido se tenga que enterar de lo nuestro -Nick de la sorpresa abrió los ojos, pero antes de que dijera algo le callé posando un de mis dedos en sus labios- si cariño, se va a enterar porque... -comencé a retorcerme un mechón de pelo, simbolo de que estaba nerviosa- bueno, he pedido el divorcio, mañana le llegarán los papeles...
La única contestación que tuve de parte de Nick fue una enorme sonrisa, seguida de un gran beso que nos llevaría al sitio al que ambos queríamos estar, el cielo.
Hacia tiempo que lo llevaba pensando, lo mejor era pedirle el divorcio a mi marido y asi dejarnos de mentiras. Pero lo que siempre me echaba para atrás era el miedo a lo que podia pasar. Mi marido tenía dos opciones, o entenderlo, o cabrearse enormemente conmigo y con Nick.
Está claro que no hacía falta decirle nada de lo nuestro, con solo ponerle la excusa de la distancia el divorcio colaria, pero Dan ante todo era mi mejor amigo de toda la vida y no podía mentirle.
Asique por fin ayer lo hice, le mandé los papeles del divorcio, ya que como siempre estaba de viaje, y por la noche me dirigí al apartamento de Nick.
Él tenía derecho a saberlo, él mas que nadie tenía que saber qe dejaba a Dan, mas que nada porque lo hacia por él.
Nuestras camisetas volaron como cada noche, seguidas por nuestros pantalones. Nick se tumbó en la cama, arrastrandome tras él. No había abierto dicho ninguna palabra desde que le había contado lo que había hecho, solamente me besaba intentando demostrar todo lo que sentía, y sabía que estaba lleno de alegría.
Se puso encima mia sin parar de besarme y acariciarme todo el tiempo. Mis manos navegaban por todo su cuerpo sin rumbo fijo, solo disfrutando de cada centímetro de su piel.
Nick con un rápido movimiento de muñeca me quitó el sujetador, ya que le impedia el paso hacia mis pechos. Los acarició suabemente, para luego dejar paso a su lengua, lo que hacía que me estremeciera y gimiera de puro placer. Él sabía mis puntos débiles mas que nadie y los usaba como a él le apetecia.
Yo ya no aguantaba mas y necesitaba sentirlo más cerca de mí, dentro de mí, asique le bajé los boxers en señal de querer ir a más, mientras llevaba mis labios a los lunares de su cuerpo, a esos que me volían loca, y de vez en cuando le daba pequeños roces de lengua, lo que provocaba su excitación.
Llevó sus manos a la única prenda que nos separaba, y mientras me la quitaba lentamente me susurró en el oído lo que más necesitaba oír.
-Hoy me has hecho el hombre más feliz del mundo, te quiero Irene...
-Nicholas... -me acerqué más a su cuerpo y le susurré- hazlo ya...
Me sonrió y separó mis muslos lentamente para luego entrar en mi con deseo.
Y acabamos como todas la noches... unidos, sudando, gimiendo de placer y repitiendo nuestros nombres una y otra vez, sin parar; porque no íbamos a parar por nada del mundo.
Al recordar todo lo que pasamos anoche me giré alegre hacia Nick, que seguía durmiendo como un bebé abrazando mi cintura, y le susurré un te quiero antes de darle un tierno beso en sus gruesos labios.
Si, cinco años de matrimonio tirados por la borda pero con el único proposito de pasar el resto de mi vida con el hombre de mi vida.
FIN